Obsérvalos caminar por la vida. Detente un momento y podrás verlos en tu ciudad, en las oficinas, en las pequeñas y grandes congregaciones. Son esas personas que razonaron que un «Plan B» era mejor que nada o que seguir esperando. Hombres y mujeres con deudas enormes, contraídas justamente porque no podían esperar el gran negocio que vendría más adelante. Matrimonios que dejaron de amarse luego de una semana de casados, porque aunque sabían que no eran el uno para el otro, pensaron que al menos ya no estarían tan solos.
Lo inmediato suplantando lo prometido. Lo urgente tomando el lugar de lo importante. Pensamos que Dios no es tan poderoso para darnos el oro, y entonces, razonamos que el bronce no es tan malo después de todo. Por eso, la pregunta insistente del ángel es, «¿Acaso hay algo imposible para Dios?» (Gen. 18:14).
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